2018, 26 de marzo. Publicado en el Boletín de Ganar Cádiz en Común
Cada vez que sucede un crimen execrable como el de Diana Quer o el de Gabriel Cruz, resurge el debate de la Prisión Perpetua Revisable, animado por los mercaderes del dolor. El tratamiento sin ningún escrúpulo ni pudor de estos casos en los medios, dedicando horas y horas con todo morbo, dando voz a gente airada que exige el linchamiento inmediato de los asesinos y una utilización infame e indecente por parte de dirigentes del PP o Ciudadanos que hacen política con el dolor de los familiares para tratar de conseguir indecentemente algunos votos, consigue que un sector amplio de la población, manipulada con mentiras sobre el sistema penal desde los medios y esos partidos políticos, se movilice exigiendo que no se derogue e incluso que se endurezca la Prisión Perpetua Revisable.
En el caso de Gabriel la falta de toda moral se hizo vergonzosamente evidente en el mismo funeral, cuando los dirigentes del PP empezaron a hacer política rastrera con la Prisión Perpetua Revisable sin importarles que el cuerpo del niño todavía estaba presente.
Ante esa falta de escrúpulos pocas razones caben, pues se ha anulado el debate argumentado y técnico sobre el sistema penal, que es lo que debería ser. Pero lo cierto es que no se puede olvidar que todos esos crímenes se han producido estando en vigor la Prisión Permanente Revisable. Y que ni el asesino de Diana ni la asesina de Gabriel fueron disuadidos por que existiera esa pena de cadena perpetua. Lo dicen todos los expertos: penas más duras no disuaden a los asesinos ni reducen la criminalidad.
Tampoco es cierto que exista reincidencia en casos criminales con asesinatos. Son absolutamente mínimas. Y de todas formas desde la aplicación endurecimiento del cumplimiento integro de las penas, ningún condenado hadado tiempo a que salga libre, por lo que no existe ningún dato científico de reincidencia en estos casos graves….
Cien catedráticos de derecho penal acaban de firmar un manifiesto en el que precisamente afirman esto mismo: que la Prisión Perpetua Revisable no disuade a los potenciales asesinos, y, sobre todo que, además, pone en grave riesgo los valores democráticos de nuestro ordenamiento constitucional, ya que se imponen «penas inhumanas», posibilita «un encierro de por vida» y sitúa en todo caso el horizonte de libertad en un momento «lejano, incierto y que no depende del comportamiento del reo».
Es de sobra conocido que países con Pena de Muerte como EE.UU. tienen sin embargo uno de los índices de criminalidad más altos del mundo, lo que viene a apoyar que la dureza de las penas, ni siquiera la pena de muerte, disuade a algunos criminales.
Los datos están ahí para quien quiera verlos sin orejeras: que España es uno de los países que tiene más bajo nivel de criminalidad de la Unión Europea; que sin embargo (al contrario de lo que dicen gente exaltada y políticos del PP y Ciudadanos) España es la que tiene un sistema penal más duro de casi toda la UE; y que fruto de ello es uno de los países que más personas presas tiene por cada mil habitantes, con cárceles saturadas y condiciones bastante lamentables.
A todos y todas se nos encoge el corazón con casos como los de Gabriel, pero no debe ser el dolor ni mucho menos la ira quien dicte el código penal. Comprendemos y empatizamos con el dolor de los familiares de las víctimas, pero no les corresponde a ellas legislar sobre penas y prisiones. Todos debemos estar con esas familias, todos debemos apoyarles, pero no son las que deben legislar desde su inmenso dolor sobre políticas punitivas.
Pienso que los que están a favor de la PPR (vulgo la cadena perpetua) o de penas más duras, dan argumentos que tienen más que ver con la venganza que con la justicia. Y la verdad es que veo una ira entre la gente que da que pensar sobre el tipo de sociedad que se está gestando y que se aprecia también en otros temas. Honestamente me gustaría que quienes escriben motivados por la ira y la venganza, escucharan a la madre de Gabriel y aprendieran algo de su dignidad.
Por eso pienso que es más urgente que nunca la derogación en el Congreso de la Prisión perpetua Revisable, para no seguir alimentando la venganza y el odio y deteriorando nuestro sistema democrático.