2015, 20 de noviembre. Viva Conil.
La masacre terrorista que asoló París el viernes por la noche nos conmocionó a todos y todas. Cierto es que se repiten situaciones similares casi cotidianamente en Siria, Afganistán o Irak. Pero siempre tendemos a considéralas como algo ajeno y lejano.
Pero no es así. El terrorismo también golpeó parís como antes lo había hecho en Londres o Madrid. Lo primero es la humanidad y la empatía, la solidaridad con las víctimas que nos lleva a una condena sin matices de un acto tan execrable. Quizás ahora podamos sentir esa misma empatía para con el sufrimiento de población de países como los citados que día sí y día también ven caer a mujeres, hombre y niños bajo las bombas de uno u otro bando.
La condena más firme a los criminales que han acabado con las vidas de decenas de personas debe ir unida a la exigencia de que se debe hacer justicia para que se les aplique el máximo rigor de la ley a los autores directos o a cuantos han colaborado directa o indirectamente con este acto bárbaro
Dicho esto, sin más matices, tal vez debiéramos hacer algunas reflexiones y resaltar las tentaciones que debemos rechazar con toda claridad
La reflexión es que, para no caer en los mismos graves errores, no debiéramos olvidar la responsabilidad que tienen los países occidentales en la génesis y crecimiento de grupos como el Estado Islámico. Es la desigualdad, el desprecio y arrinconamiento de esos pueblos y, sobre todo, las intervenciones militares como las de Irak o Afganistán, las que han creado las condiciones para ello
Las reacciones provocadas entre los dirigentes occidentales os indican las tentaciones de las que debemos huir
Rechazar con toda claridad las intervenciones militares que se han puesto en marcha. Parece claro que nuestros dirigentes no aprenden nada. La acción militar sirve de poco o nada, es escuela de terrorista, generan más conflicto y masacran a la postre a la población. Por el contrario, es preciso trabajar en la igualdad y los derechos, poner en marcha políticas de paz, negociaciones ante los conflictos, generosidad y ayuda al desarrollo… ¿Más bombardeos? La experiencia de Siria, de Afganistán, de Irak, de Libia, no necesita comentarios…
Una segunda tentación es la opción de recortar los derechos y libertades ciudadanas justificándolas en la necesidad de una mayor seguridad. Pero es una contraposición falsa: el recorte de libertades no proporciona más seguridad, sino menos democracia y más argumentos y más razones a los terroristas.
El supuesto hallazgo de un pasaporte sirio en el lugar del atentado alimenta esta vía siempre latente en Europa: se justifican la elevación de los muros europeos y las alambradas, el levantamiento de fronteras internas, la lucha contra la inmigración “ilegal”, el rechazo a los refugiados, la exigencia de expulsiones masivas… Una ola de xenofobia puede instalarse en Europa si no lo impedimos. Otra tentación que rechazar
Y relacionado con lo anterior, tenemos que estar alertas al crecimiento de la islamofobia. El cuestionamiento de la sociedad multicultural, la criminalización de los musulmanes, el racismo y la xenofobia, pueden ser si no lo remediamos, puede formar parte ya del escenario de una Europa que así no la queremos.
Luchar contra el terror desde luego. Pero, “No podemos responder a la violencia con más violencia. Hay que responder con libertad, con derechos, con democracia y con dignidad”.
Contra el terror… derechos, democracia y dignidad
