2018, 19 de marzo. Publicado en Viva Conil

A todos se nos ha encogido el corazón ante la suerte del pequeño Gabriel en Almería. Se trata de un suceso horrible que nos llena de espanto. Lo peor es que enseguida han empezado los mensajes tremebundos en las redes sociales cargados de racismo y de odio. Su madre, sin embargo, en un gesto poco usual, ha hecho un llamamiento precisamente en sentido contrario, un llamamiento para que no se alimente el odio ni en las redes ni en la calle.

La pena y el sufrimiento de la familia ha empezado, sin embargo, a ser utilizada sin escrúpulos por los mercaderes del dolor ajeno. De nuevo el PP ha empezado a usar este caso, como hizo con el de Diana Quer, para atacar a quienes tienen la intención de derogar la llamada Prisión Permanente Revisable (vulgo Cadena Perpetua). En el caso de ciudadanos, como siempre, ellos más: plantear endurecer las penas en varios supuestos y exigir el “cumplimiento íntegro de las mismas”, es decir, una prisión permanente… no revisable.

Pero no olvidemos que Diana Quer fue asesinada cuando ya estaba en vigor la Prisión Permanente revisable (PPR). La PPR no disuadió a su asesino.
Y el pequeño Gabriel también ha sido asesinado estando en vigor la PPR y endurecidas las penas en el Código Penal. Tampoco por desgracia ha servido para salvarle la vida.

Y es que en España tenemos las penas de prisión más duras de toda Europa, que como se ve no disuaden a los criminales. Es posible que una parte de la población piense que en nuestro país tenemos un sistema penal poco duro, laxo, pero en realidad es todo lo contrario. Porque siendo un de los estados europeos con el índice de criminalidad más bajo, tenemos las penas de prisión más duras y uno de los índices más altos de población presa.

Esas penas tan duras como la Prisión Permanente Revisable conculcan el principio de reinserción que establece el artículo 25 de la Constitución, que debe ser la base fundamental de nuestro sistema penal. Porque la venganza no es justicia, es venganza. Además, el Art. 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos prohíbe las penas inhumanas y degradantes.

El profesor de Derecho Penal de la Universidad Pontifica de Comillas, Julián Ríos Martín argumenta que la PPR “No sirve para nada. Es inútil. Las penas sirven en tanto en cuanto son proporcionadas, ajustadas, permiten un horizonte de libertad y se dotan de medios materiales y profesionales técnicos para intentar trabajar sobre el cultivo de las conductas delictivas que tienen que ver con cuestiones educativas, pobreza… En definitiva, solamente sirve un derecho penal y sirve una pena en la medida que hay medidas de justicia social fuera para prevenir”.

Sin embargo, algunas familias, como la de Diana Quer, han intentado liderar el rechazo a una posible derogación de la PPR y recogido miles de firmas. Quizás se pueda comprender su dolor, pero, con todo el respeto del mundo, no son las familias de estos casos gravísimos, los que deben, desde su dolor, elaborar la política y el sistema Penal. Sólo el oportunismo populista del PP y Ciudadanos se han lanzado a una campaña para impedir su derogación, llegando a presentar mociones en los Ayuntamientos. Afortunadamente estos no están cayendo en esa trampa populista y la moción PP ha sido rechazada en ayuntamientos como Sevilla, Huelva, Granada y en Cádiz, la capital, San Fernando, Chiclana, Barbate, Medina, Bornos, Conil….

A todos se nos encoge el corazón con el asesinato de Gabriel y otros terribles casos. Pero en realidad la Prisión Permanente Revisable no sirve para salvar a nadie, solo sirve para volver a tiempos pasados, para alimentar el populismo penal y permitir que el PP o Ciudadanos se aprovechen del dolor de los familiares para intentar conseguir sin ningún escrúpulo réditos electorales.