2017, 20 diciembre, Publicado en Viva Conil
Fue una nutrida manifestación la del domingo 17 de diciembre convocada por la Mesa por el Empleo y a la que han dado soporte un buen número de colectivos de la sociedad civil de toda la provincia.
Ha sido un excelente trabajo el realizado por la Mesa, que se ha pateado las localidades y ha intentado activar al mayor número de colectivos sociales y políticos. Y que ha venido precedida por una intensa campaña de difusión de propuestas para salir del pozo del desempleo en nuestra provincia.
Un buen trabajo sin duda. Empañado tan sólo por la falta de unidad final en la convocatoria con la ausencia de UGT y CC.OO. Y, en mi opinión, hubiera sido importante que ellos también estuvieran participando desde el primer momento, pues ante problemas de tamaña envergadura como el que nos enfrentamos se necesita la máxima unidad de toda la sociedad frente a quienes están empeñados en violentar nuestros derechos y mantener esta provincia como un páramo de paro y pobreza.
Pues el paro es un problema estructural en esta provincia siempre a la cabeza de los datos de desempleo de toda España. Estamos hablando de 159.500 personas en desempleo según los datos de la EPA del tercer trimestre de 2017, lo que nos sitúa en un 27% de paro, un 11% por encima de la media nacional.
Es verdad que, en estos dos últimos años, lentamente el paro va descendiendo desde aquel terrible 43% que llegamos a alcanzar, pero también es bien cierto que la tasa de precariedad y temporalidad del empleo creado es tan alta, que más bien se puede hablar de crecimiento en base a empleo basura.
El fenómeno de trabajadores pobres va en aumento y viene siendo recurrentemente denunciado por las organizaciones sociales como EAPN o Cáritas. Se trata de personas que, pese a tener un empleo no logran alcanzar niveles de estabilidad e ingresos suficientes para salir de la bolsa de pobreza que en nuestra provincia alcanza a uno de cada tres gaditanos.
El paro y el empleo precario son en realidad la puerta a la exclusión social. Es una situación que retroalimenta situaciones personales de desesperación a la que no se ve salida, que puede llevar a perder la vivienda porque no se puede pagar la hipoteca o el alquiler, y que impide el acceso a bienes y servicios que se consideran estándares y pro tanto sitúan a la persona en la exclusión o marginalidad.
No es sólo por desgracia la situación de desempleo, pues mientras el paro lentamente desciende, los niveles de pobreza y exclusión se mantienen inalterables. Continúan siendo demasiadas las personas que tienen que acudir a comedores, bancos de alimentos o al socorro de las organizaciones sociales.
Más aún sigue creciendo el número de personas que acuden a buscar apoyo en los servicios sociales municipales, cada vez con menos capacidad para atender dignamente la petición asistencia y protección que les llega. Cuando las situaciones se eternizan y nos pocos los casos, se entra en la espirar de la cultura del subsidio y de la ayuda social y se deterioran impulsos y proyectos de vida.
Por ello esta manifestación ha sido importante. Se trataba de dar un aldabonazo en la conciencia colectiva. En esta provincia ya estamos hartos de tantos proyectos y planes estrellas, normalmente anunciados a bombo y platillo y normalmente por la Junta de Andalucía, que luego se quedan en nada o, peor aún, en algún caso han sido nido de corrupción.
Y en cambio hace falta unidad y participación. Responsabilidad y movilización social crítica si de verdad queremos cambiar las cosas