El año 2003 nos quedará grabado desde el horror en una tragedia que ya era cotidiana pero que en la Bahía de Cádiz nunca nos había golpeado tan de cerca. Aquellos días de octubre empezaron a aparecer en las playas de El Puerto los cadáveres descompuestos de las víctimas que había dejado la que se empezó a llamar la “Patera de Rota”
La Patera de Rota había naufragado en medio de un tremendo temporal en la bahía de Cádiz el 25 de octubre de 2003 entre La descoordinación y la falta de efectivos y agilidad en el salvamento, entre ellas la indiferencia de salvamento de la base de Rota que se limitó a “tomar nota”. De sus 50 ocupantes, aparecieron 37 cadáveres, quedaron 5 supervivientes y el resto se dio por desaparecidos. Nos tocó de cerca y nos encogió el corazón y las entrañas.
Un episodio más de tantos dramas que llevábamos varios años contemplando ya entonces en nuestra Frontera Sur.
Éramos de los pocos que por entonces intentábamos visibilizar esta masacre cotidiana ante la indiferencia social y las políticas de muerte de unos y otros gobiernos.
De ahí nació aquel primer informe sobre los Derechos Humanos en la Frontera Sur que publicamos en 2003, hace ahora 20 años.
Antes que la denuncia, fue el dolor y la sensibilidad la que nos llevó a ese intento de hacer visible lo que desde gobiernos y administraciones intentaban ocultar: centenares de personas estaban perdiendo la vida en nuestra frontera sur sin que los diferentes gobiernos movieran un dedo, o mucho menos se replantearan sus políticas migratorias. Para ellos las muertes eran y son simples daños colaterales.
Es el dolor lo que nos impulsó a hacer un seguimiento lo más exhaustivo y contrastado posible año tras año de lo que estaba pasando en nuestra Frontera Sur, al tiempo que ofrecer un análisis riguroso de las políticas que lo provocaban.
Por aquél entonces el Ministerio del Interior se limitaba a publicar anualmente un “Balance de la lucha contra la inmigración ilegal”. Un balance sistemáticamente incompleto, unilateral, insuficiente que se limitaba a constatar la cifra de personas que habían sido detenidas en dos grandes rutas: Canarias y Península.
Era un balance que imposibilitaba cualquier análisis detallado sobre los flujos migratorios: No se aportaba el desglose según género, ni el origen de las personas migrantes, ni sus circunstancias, ni se detallaban las zonas geográficas, ni se referenciaba con respecto al conjunto de Europa… Un balance sin utilidad alguna que era la única información que proporcionaba el gobierno del seguimiento de las migraciones. Una información que paradójicamente no podía ocultar la voluntad de encubrir intencionadamente la realidad de las migraciones en toda su complejidad. Por supuesto las víctimas de sus políticas no eran reflejadas de ninguna forma, quedaban invisibilizadas.
A partir del gobierno de Pedro Sánchez y la asunción de la cartera de interior por el peor ministro posible para las personas migrantes, el Sr. Fernando Grande Marlaska, el ministerio empezó a hacer pública quincenalmente la misma estadística con los mismos datos y limitaciones intencionadas que hemos señalado, llamada ahora “Informe quincenal sobre inmigración irregular”.
Ningún avance en el seguimiento de los flujos migratorios, sólo que ahora podíamos comprobar su inutilidad quincena a quincena.
Ello nos animó al equipo de la APDHA a ampliar el seguimiento no sólo a las víctimas sino a la llegada de migrantes para poder ofrecer datos propios contrastados. Por ello en el Informe se incluye cada año un balance migratorio independiente de los datos sesgados que se ofrecen desde el Ministerio del Interior.
Marlaska tiene una responsabilidad directa en los trágicos sucesos que se han sucedido bajo su mandato en nuestra frontera sur: inhumanos hacinamientos en los Salvamares y en naves improvisadas en la costa andaluza en 2018 y en el puerto de Arguineguín en noviembre de 2020; la respuesta infame a la entrada masiva en Ceuta en mayo 2021; la continuidad de las llamadas devoluciones en caliente; los al menos 37 muertos en el paso fronterizo de El Barrio Chino en Melilla en junio de 2021… Amén de su responsabilidad general en la continuidad de la tragedia en la Frontera Sur con centenares de víctimas cada año.
Pero quizás es menos conocido que desde su Ministerio se ha forzado a un apagón informativo a las diversas agencias que intervienen en el proceso migratorio: Salvamento Marítimo, subdelegaciones del gobierno, Guardia Civil… Es una muestra más de la falta de transparencia del gobierno en este tema y de la opacidad sistemática por parte del mismo de lo que ocurre en la frontera Sur.
Ello dificulta mucho el trabajo de quienes queremos desvelar la realidad y ese es el objetivo de tal apagón, aparte de la confusión intencionada a la ciudadanía sobre las migraciones y la continuidad en la estrategia de deshumanización y criminalización de las personas en movimiento.
Pero en cada informe Derechos Humanos en la Frontera Sur de la APDHA encontramos una mochila cargada de voluntariado y activismo comprometido a través de trabajo de campo, seguimiento exhaustivo de medios de comunicación y redes sociales, y, sobre todo, las estrechas relaciones con organizaciones amigas a ambos lados del Estrecho …y también en la medida que nos dejan una cada vez más difícil recogida y contraste de datos con las agencias estatales…
Pero llegados aquí, es preciso señalar que nuestro Informe sobre los Derechos Humanos en la frontera sur va más allá de un simple balance migratorio como se puede comprobar en los sucesivos informes que hemos elaborado.
Al mirar atrás sorprende la enorme variedad temática relacionada con las fronteras y las migraciones que hemos ido abordando. Hay temas recurrentes: la Europa Fortaleza, el acuerdo de Schengen, el papel del FRONTEX, el SIVE, el negocio de las fronteras, las migraciones climáticas, los acuerdos bilaterales y multilaterales con países del sur, la externalización de las fronteras, la situación en diversos países a ambos lados del Mediterráneo, los centros de retención/encerramiento o la infancia migrante.
No obstante, en la última década, en consonancia con el cada vez mayor compromiso feminista de la APDHA, hemos puesto el foco en la cuestión de género en las violaciones de derechos humanos que se producen en la frontera sur. Y no solo sobre quienes tienen la valentía de atravesar el estrecho, sino también acerca de las mujeres porteadoras, las trabajadoras transfronterizas o la injusticia del sistema y la explotación de las jornaleras contratadas en origen.
Así los que llamamos familiarmente “Frontera sur”, hemos ido poco a poco ampliando la mirada hacia las fronteras no sólo como un marco migratorio en un mundo de desigualdades, sino advirtiendo que se trata de un espacio de excepcionalidad y de no derechos; un lugar de vergüenza donde quedan en suspenso los principios del estado de derecho.
Las actuales políticas de frontera originan una cultura que conforma un estatus de poder, hábitos, privilegios, racismo, discriminación, brechas de desigualdad, actuaciones represivas y un espacio en blanco donde se escriben las violaciones de los derechos humanos.
Este mundo-frontera se teje como un cáncer en nuestras sociedades, pudriendo nuestras raíces y dividiendo a la propia sociedad. Un concepto de fronteras externas e internas que ya habían implementado los Reyes Católicos y perdura hasta hoy en nuevas y viejas variantes.
Es una buena conclusión para un balance de 20 años de los Informes Frontera Sur de la APDHA: la actual gestión de las fronteras en Europa son un cáncer que pudre el cuerpo social, que hace crecer el racismo y la xenofobia, que provoca un enorme sufrimiento y una insoportable cantidad de personas muertas.
Y otra es que debemos seguir exigiendo con toda contundencia el respeto a los derechos humanos en las fronteras, sin los que de forma creciente nos degradamos como sociedad civilizada.