Ayer 14 de mayo se desarrolló en toda España un acto original: una consulta ciudadana sobre si queremos monarquía o república. Lo promocionaba una Plataforma estatal formada por numerosas organizaciones sobre todo del ámbito político. En el conjunto del país fueron unas 800 mesas colocadas en un buen número de pueblos y ciudades para recabar de la ciudadanía su opinión acerca de si nuestro sistema político debía ser una monarquía como ahora, o, por el contrario, una república.

En mi opinión lo más importante ha sido la movilización de mucha gente para hacer posible la consulta, que como se sabe es simplemente casi como una encuesta a pie de urna

Pero también ha resultado una reivindicación potente de que la ciudadanía tenemos derecho a decidir. Los más viejos del lugar tuvimos que votar una constitución en la que se nos introdujo la monarquía dentro de un paquete cerrado: no había opción. Pero las generaciones más jóvenes más siquiera eso.

La importante participación este sábado, más de 3000 personas en la provincia de Cádiz, nos reafirma en la reivindicación de que la forma de estado debemos decidirla entre todos y todas.

No es cuestión baladí. Por dos cuestiones. La primera que es por mínima cuestión democrática: Nos corresponde a la gente tomar la decisión acerca de nuestro sistema de estado. Por encima de posibles oscuras razones de sistema (del sistema más oscuro), por encima de razones de estado, que se aferran a lo más casposo y perverso de cuanto funciona en nuestro país.

La segunda, es que esta monarquía es la continuidad del antiguo régimen que en España nunca fue derrocado. Continuidad de régimen ahora renovado del nacional catolicismo, del régimen de la corrupción, del régimen que sustenta todos los privilegios a favor de las clases poderosas, sean netos bancos, empresas, sistema judicial o iglesia católica.

La monarquía es el símbolo, la bandera, de quienes desde el sistema judicial levantan una guerra contra los avances progresistas. Es también símbolo de los miembros más recalcitrantes y de derechas de las fuerzas armadas y de los cuerpos policiales. La monarquía española entronca con las ideas más reaccionarias, que pretenden acabar con los progresos en los derechos civiles como el aborto, del matrimonio del mismo sexo o perpetuar la discriminación de las personas con diversidad sexual. La monarquía poco a poco se va convirtiendo también en el estandarte de la siniestra extrema derecha

La monarquía es el símbolo, el banderína, de quienes en realidad cuestionan la democracia plena y ponen en cuestión los derechos de la mayoría.

Plantear la alternativa republicana y pedir que se nos consulte a la ciudadanía es un ejercicio de higiene democrática. Siempre es oportuno hacerlo. Ayer fue oportuno hacerlo y recordarlo a nuestros gobernantes.